SANANDO SANAMOS

La gimnasia intelectual mental

gimnasia mental


Quiero invitarte a entrar en el mundo de la gimnasia intelectual o mental para ayudar al cerebro a que no se atrofie, y esto lo podemos lograr manteniendo en forma la memoria y la agilidad de la mente.

Te comento que en realidad son diversas las funciones cognitivas que desarrolla nuestro cerebro:

La memoria propiamente dicha, la capacidad de fijar nuestra atención, la capacidad de cálculo, el lenguaje o el razonamiento lógico, entre o tras.

Es la suma de todas ellas, la que nos permite mantener una actividad intelectual normal y relacionarnos con los demás.

A lo largo de la vida, las personas atraviesan distintas etapas que hacen que el cerebro se mantenga más o menos activo, pero, a medida que se cumplen años, los estímulos comienzan a ser más escasos, provocando que mucha gente piense que vejez es sinónimo de lentitud mental.



¡Nada más lejos de la realidad!

El ser humano, como todo ser vivo, está sometido a cambios que, a lo largo de los primeros años de su vida implican crecimiento y desarrollo, y que  se producen muy rápidamente.

Por el contrario, en la edad adulta, los cambios son mucho más lentos y en algunas capacidades se producen pérdidas funcionales y declives en su rendimiento.

Sin  embargo, como señalan los especialistas, esos declives y pérdidas pueden compensarse optimizando el desarrollo personal y haciendo que se den factores de  crecimiento a lo largo de  todo el ciclo vital, buscando oportunidades de crecimiento, mejorando potencialidades y compensando el déficit que pueda ir apareciendo.

Hay que buscar estimulación neurológica que retrase el envejecimiento cerebral.  Sobre todo a partir de los cincuenta años las personas deberían preocuparse por adquirir aficiones que les mantuvieran intelectualmente activos y restringir las actividades que no implican esfuerzo mental, como ver la televisión.

De la misma manera que para conservar un cuerpo sano es necesario huir del sedentarismo, para mantener una mente ágil es conveniente apagar la ‘caja’ ‘tonta’ y emplear el tiempo libre en tareas que estimulen el entramado neuronal para mantenerlo en buena forma. Entonces podemos puntualizar que el cerebro, en un sentido, puede compararse con un músculo: si no se usa, se atrofia.


Si se entrena, en cambio, se puede retrasar el envejecimiento y lograr que siga generando neuronas durante toda la vida.

Desde simples ejercicios mentales hasta actividad física y una dieta adecuada, podemos tomarlos en cuenta para ayudar al cerebro a conservar la juventud. Ya saben, lo dijo Einstein hace más de un siglo: el tiempo es relativo. Y no hay duda de que, aunque pasa igual para todos, unos lo encajan, asimilan y aprovechan mucho mejor que otros. Lleno está el mundo de jóvenes con mentes caducas y, cada vez más, de viejos en estupenda forma física y mental. Por mucho que ahora consideremos que los cincuenta de hoy eran los 30 de antes, y que constatemos que, en la actualidad, a los 70 muchas personas están en plena forma, el tiempo transcurre cobrándose su factura biológica.

Desde hace unos años, los científicos tienen claro que, al revés de lo que se pensaba, el cerebro no produce neuronas solo durante la niñez, sino a lo largo de toda la vida.

Ese proceso se llama  neurogénesis, y de él depende que el cerebro se mantenga joven y en consecuencia, lúcido y activo.

Algunos factores son negativos para la neurogénesis: el paso de los años, el estrés, la falta o una mala calidad de sueño, etc.

Como contrapartida, es posible realizar una gimnasia intelectual o mental, consistente en algunas medidas que  favorecen la creación de neuronas y el desarrollo de nuevas sinapsis, es decir, las conexiones neuronales.

Pero para mantener el cerebro en buen estado son muy importantes los hábitos y conductas, así como la actividad física y mental que hayamos realizado en las etapas anteriores a la vejez.

Eso es lo que genera una suerte de reserva cognitiva, un almacén de potencia mental que podrá ser utilizado en etapas posteriores, cuando las demandas intelectuales lleguen a ser superiores a las capacidades cerebrales que tengamos”.

El efecto protector de la gimnasia mental se deba a que contribuye a mantener la conexión y la plasticidad del tejido neurológico implicado en la memoria, el lenguaje, el pensamiento, el razonamiento, la emoción y las funciones ejecutivas cerebrales.  

A continuación, te presento un decálogo de ejercicios para ayudar al cerebro a mantener su juventud.  

Ejercicios mentales y de pasar el tiempo Estos ejercicios van desde los típicos pasatiempos incluidos en los periódicos, Crucigramas.

 El Scrabble (juego de palabras cruzadas), las sopas de letras, los autodefinidos y el Sudoku, sopas de letras, ahora tan de moda, estimulan las capacidades lingüísticas, la agilidad mental y la habilidad del cálculo.

Cambiar pequeñas rutinas cotidianas, con el objetivo de que el cerebro, en lugar de repetir actos automáticos, se vea obligado a trabajar, creando sinapsis nuevas. Algunos de esos cambios son usar el reloj en la muñeca contraria a la habitual, cepillarse los dientes o usar el ratón del ordenador con la mano menos hábil, cambiar de sitio los utensilios de cocina, vestirse con los ojos cerrados.

Jugar cartas, porque exigen capacidad de concentración, estrategia, memoria y atención. Por muy simple que sea su mecánica, siempre contribuyen a mantener la mente ágil. También favorecen la interacción social. Los juegos de mesa, son igualmente válidos los tradicionales de tablero (damas, ajedrez, parchís, backgamon…) como los más modernos, tipo Memory (fichas que se emparejan y memorizan después de verlas sólo un momento), el Party (combinación de mímica, adivinanzas, dibujos, definiciones…) o el Simón (secuencias de luces y sonidos).

Ir al cine, al teatro o a museos y exposiciones también tiene su utilidad.

Es muy beneficioso fomentar la tertulia en torno a ello.

Es conveniente optar por las visitas guiadas, atender a las explicaciones del monitor, tratar de retener la información y contársela posteriormente a alguien.

Disfrutar en los diferentes canales de su televisor de acuerdo a su país, concursos del tipo: “Saber y Ganar”, “El Cazador”’Pasa palabra’, ‘Cifras’ ‘y letras’ o ‘¿Quién quiere ser millonario? Y otros más.  

Practicar la escritura a mano Debido al avance de los ordenadores y la tecnología digital, la escritura manual es cada vez menos frecuente. Por ello, tomar apuntes con bolígrafo podría ser uno más de los cambios en las rutinas cotidianas incluidos en el apartado anterior.

Pero, en este caso concreto, un estudio realizado por investigadores de Estados Unidos llegó a la conclusión de que escribir a mano favorece la memoria y potencia el aprendizaje, pues ayuda a procesar y reelaborar la información recibida.

Si se desea ir aún más allá, escribir con bolígrafo con la mano menos hábil redobla el desafío. Fortalecer la memoria a través del recuerdo Ya Platón, hace 2.400 años, se manifestaba en contra de los libros, porque creía que confiar en los textos escritos sería perjudicial para la memoria.

En la actualidad, la tecnología nos permite vivir sin apenas memorizar compromisos, ni nombres, ni números de teléfono, ni casi nada. Este también puede ser un ejercicio mental: antes de consultar todo con la agenda o de buscar en Google, hacer el esfuerzo de recordar sin ayuda qué tengo que hacer el jueves, quién cantaba o qué decía la letra de una vieja canción, o hacer cálculos mentales que obliguen a repasar las tablas de multiplicar.   

  Retomar el hábito de leer Si bien parece de sentido común que leer es un buen ejercicio para el cerebro, hay estudios que refrendan su valor sobre todo en adultos mayores. Un trabajo realizado por investigadores peruanos y con participación de la Universidad Complutense de Madrid, demostró que las personas «con nivel de lectura bajo muestran un rendimiento cognitivo general inferior». Por ello, el nivel de lectura es «una buena medida de reserva cognitiva y un predictor fiable y del funcionamiento ejecutivo y cognitivo en el envejecimiento».

El consejo es practicar la lectura, que puede ser literaria o de cualquier otro tipo. Lo importante, en este sentido, es la comprensión de los textos. Aprender idiomas y otras cosas nuevas Son numerosos los estudios que han demostrado los beneficios que hablar o aprender al menos un segundo idioma produce en el cerebro. Uno de los más recientes, publicado este año, señala que el bilingüismo «actúa como una poderosa barrera» contra la demencia y otros problemas neurodegenerativos.

Y no solo idiomas: en general, aprender cosas nuevas, como manualidades, arte terapia, pintura al óleo, dibujo, escultura y otros más. «podría evitar el deterioro cognitivo y de la memoria relacionado con la edad», según otro trabajo.

El cerebro vendría a ser como un músculo del cuerpo: si no trabaja, se atrofia y baja su rendimiento mucho antes que cuando sí lo hace.  Pasear por entornos naturales (y, si es posible, viajar) Estar en contacto con la naturaleza ofrece múltiples beneficios para la salud cerebral. 

Un trabajo que analizó durante más de dos décadas a más de 10.000 personas, concluyó que las personas que tenían mayor relación con los entornos naturales experimentaban menos estrés y mayor bienestar.

Bajar el ritmo y entrar en contacto con personas en esos sitios, además, aumenta la empatía y reduce la sensación de soledad que las ciudades generan en muchas personas.

Por no hablar, por supuesto, de la posibilidad de respirar aire más puro y los beneficios físicos de las caminatas.  Además, si el contacto se da en el contexto de un viaje, las ventajas se multiplican, ya que en tal situación se aúnan la novedad, la variedad y el desafío, que son «los tres elementos clave para entrenar y estimular nuestro cerebro», en palabras de José Manuel Moltó, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología. Practicar la actividad física Esto no sería exactamente «gimnasia mental», desde luego, pero los científicos han comprobado que el ejercicio físico tiene beneficios para el cerebro.


En concreto, la actividad corporal hace que las neuronas del hipocampo generen una proteína conocida como factor neurotrófico derivado del cerebro, que favorece el desarrollo de la neurogénesis. Así lo indica el artículo «Por qué elegir el ejercicio correcto podría tonificar tu cerebro», publicado por la revista especializada New Scientist, que señala que ejercicios de fuerza, como el levantamiento de pesas (aunque sean pequeñas), y aeróbicos, como correr o caminar con vigor, estarían entre los más apropiados para esta finalidad. Bailar. Sus beneficios no se deben únicamente a que se trata de un ejercicio físico. Danzas como el tango, el cha-cha-chá o las sevillanas se caracterizan porque sus pasos son marcados, definidos y profundamente rítmicos. Mientras se baila hay que pensar, lo que contribuye a despertar el cerebro jugar a las cartas, pasear en grupo, acudir a espectáculos y a actividades culturales y lúdicas, resolver pasatiempos, celebrar reuniones y tertulias, hacer manualidades, ir a clases de baile… ofrece un beneficio enormemente multiplicado si se llevan a cabo con otras personas. los beneficios de este tipo de baile se deben no sólo a que constituye una actividad física sencilla y divertida (se ha demostrado que el ejercicio físico es bueno para el cuerpo y también lo es para la mente) además, el tango requiere llevar un ritmo muy marcado, lo que obliga a memorizar muy bien los pasos y a combinarlos con la música. Así, al tiempo que se mueve el cuerpo, hay que poner en marcha el cerebro.  

Elaborar un buen menú de alimentación sana Está claro que la forma en que una persona se alimenta está íntimamente relacionada con su salud. Lo que quizá no todo el mundo sabe es que lo está incluso con su salud cerebral. Distintos estudios han demostrado las ventajas de reducir las calorías e incluso de lo que se llama el ayuno intermitente, que consiste en alargar los lapsos entre una y otra ingesta.

Según el trabajo liderado por Mark Mattson, neurocientífico de la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, el ayuno «tiene el potencial de retrasar el envejecimiento y ayuda en la prevención y el tratamiento de enfermedades». También los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón, favorecen la neurogénesis, mientras que los elevados niveles de colesterol son nocivos también para el cerebro: un estudio halló una relación entre esas cifras y la aparición de mayor número de  placas beta a mieloide, una de las moléculas características de la enfermedad de Alzheimer.


  Información tomada de las fuentes: Gimnasia cerebral para adultos. Buena Vida; Suplemento 658. El Mundo; Gimnasia Mental. OCU; El secreto para tener una buena memoria después de los 5º años. El Confidencial.com  

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